miércoles, 20 de abril de 2016

Pluma caída

Cada kilómetro pesa en la espalda como mil kilos de impotencia que impiden avanzar. Necesidad imperante de un roce entre dos almas vacías ansiosas de llenarse. Las cadenas ya oxidadas pesan en los tobillos angostos y mutilados.

Las mentes afligidas intentan hacer volar a los cuerpos señalados por la cicatrices que lucharon por la libertad, evocando paisajes en los que el panorama exterior es irrelevante, tiempos en los que no se necesita mirar el reloj, climas que no son sentidos, todos eclipsados por dos cuerpos paralelos protagonistas de toda una realidad.

Mirada a los ojos sin vida que intentan agarrarse a un aliento de esperanza, prácticamente ya extinta que da las últimas bandadas antes de desfallecer.


En el cielo un pájaro vuela, desea el cielo y este lo corresponde dejando que surque sus infinitas orillas. Libre extiende sus alas y se hace uno con el infinito mar que se confunde sobre la tierra.

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